Tensiones geopolíticas, aumento de los costes económicos, batallas comerciales, catástrofes naturales inesperadas: existen multitud de factores que pueden impactar en el mercado y afectar a nuestras inversiones. Para disminuir el riesgo de estas situaciones y proteger nuestro patrimonio, la inversión en renta fija se posiciona como una estrategia de gran interés, especialmente en los momentos en los que los tipos de interés se disparan. Pero ¿qué es la renta fija? ¿En qué se diferencia de la renta variable? ¿Y cuáles son sus riesgos y ventajas? En este artículo te damos las claves para invertir en renta fija y proteger tu patrimonio de los vaivenes del mercado.
¿Qué es la renta fija?
¿Alguna vez has necesitado un crédito o préstamo para la compra de tu vivienda, de un coche o cualquier otro gasto? Las empresas y los países también tienen necesidades de liquidez que pueden utilizar para financiar un proyecto, realizar un gasto en infraestructura o una compra de otra compañía, y una de las formas más conocidas y económicas para obtener ese capital es emitiendo deuda.
Se denomina renta fija porque la compañía o país que emite esta deuda se compromete a pagar unos intereses fijos, denominados cupones, durante un tiempo especificado (con excepción de las Letras del Tesoro, que se emiten a descuento). Por tanto, en las inversiones de renta fija conoces la rentabilidad a vencimiento antes de invertir.
En un ejemplo práctico, si una empresa emite deuda a 3 años con un interés anual del 5%, el inversor que adquiera parte de esta deuda, por ejemplo con 1.000 euros, recibirá 50 euros cada año, recuperando, además, los 1.000 euros invertidos en el momento de vencimiento del título.
Diferencias entre renta fija y renta variable
A diferencia de la renta fija, la renta variable es un tipo de inversión donde no está garantizada una rentabilidad determinada, y el posible beneficio o pérdida dependerá de diversos factores, como la evolución de las empresas, la situación económica o los mercados financieros. Es, por tanto, un tipo de inversión más arriesgada que la renta fija. Según el perfil de riesgo que tengamos y el horizonte temporal de nuestra inversión, podríamos combinarlos en mayor o menor medida.
En un objetivo a largo plazo, podríamos ponderar una mayor parte de nuestra cartera de inversión a aquellos activos que puedan ser más arriesgados, como pueden ser las acciones o fondos cotizados (renta variable), ya que, en el caso de vivir un shock externo o una gran crisis económica, podemos tener tiempo suficiente para recuperarnos de una posible pérdida. La historia así lo ha demostrado y, a pesar de todas las grandes crisis económicas, los índices americanos han generado una rentabilidad anualizada superior al doble dígito en los últimos 100 años.
Según avanza nuestra edad, nuestras prioridades van cambiando y nuestras inversiones dejan de tener un sesgo tan arriesgado y mutamos a activos más conservadores, como la renta fija. En este caso el potencial beneficio es inferior, pero también lo es el riesgo.
Tipos de renta fija
Existen multitud de tipos de renta fija que pueden clasificarse en función a distintos criterios.
Según el emisor, se distingue entre:
- Renta fija pública: Es emitida por entes públicos. Por ejemplo, un país. Aunque coloquialmente se suele llamar bonos a cualquier vencimiento, oficialmente el nombre de la renta fija pública cambia en función de su duración, distinguiendo entre Letras del Tesoro (tienen una duración de entre 1 y 12 meses, siendo las más comunes las de 3, 6 y 12), Bonos del Estado (suelen tener una duración de entre 2 y 5 años) y Obligaciones del Estado (tienen una duración de más de 5 años).
- Renta fija privada: Es emitida por entidades privadas. Por ejemplo, una empresa del sector turismo. Este tipo de renta tiende a ofrecer una rentabilidad superior a la de los bonos gubernamentales, ya que se considera que tiene más riesgo. Los pagarés de empresa y los bonos corporativos son ejemplos de renta fija privada.
Según la relación de la renta fija y el riesgo asignado por las agencias de calificación crediticia encontramos:
- Bonos de grado de inversión: Son más seguros y tienen menos riesgo, pero a cambio son menos rentables. También se les llama “investment grade”. Van desde la AAA hasta BBB.
- Bonos de alto rendimiento: Son más arriesgados, por lo que, para compensar al inversor por un posible riesgo de impago o “default”, tienen que ofrecer una mayor rentabilidad. También se les conoce como “high yield”, coloquialmente, bonos basura. Van desde BB hacia abajo, hasta la letra D, de “default” (impago).
Según el cupón o interés, la renta fija puede clasificarse de la siguiente forma:
- Renta Fija a Tipo Fijo: El interés o cupón que se paga al inversor es constante durante toda la vida del bono.
- Renta Fija a Tipo Variable: El interés se revisa periódicamente según un índice de referencia, como el Euribor, de tal manera que, si el índice de referencia sube, el cupón que recibiremos también subirá.
Ventajas de invertir en renta fija
Según nuestros objetivos financieros, las inversiones de renta fija pueden ofrecer muchos beneficios, destacando entre ellos los siguientes:
- Diversificación: En general, se entiende que la renta fija conlleva un riesgo menor que las acciones. Esto se debe a que los activos de renta fija suelen ser menos sensibles a los riesgos macroeconómicos, como las recesiones económicas o los acontecimientos geopolíticos. La historia ha demostrado que entre las acciones y los bonos existe una descorrelación que permite reducir el riesgo de una cartera de inversión.
- Generación de ingresos: Las inversiones en renta fija pueden ayudar a generar una fuente de ingresos recurrente que nos ayude a acumular cierto nivel de renta, complementar nuestra jubilación o bien que nos permita compensar el pago de alguna obligación (como los préstamos hipotecarios, por ejemplo).
- Apreciación de capital: En el caso en el que creamos que los bancos centrales y la economía irán a la baja, los rendimientos de los bonos también deberían evolucionar en esa línea, por lo que las inversiones que tengamos en cartera deberían revalorizarse al estar inversamente correlacionado el interés y el precio de un bono.
- Esta relación inversa podemos explicarla con la siguiente fórmula. Cuando un bono se emite, tiende a tener un valor de 100 (a la par). Sin embargo, los bonos cotizan cada día, por lo que el precio puede estar por encima o por debajo de ese precio.
- Si un bono se emite ofreciendo un cupón del 5% pero los tipos de interés suben por la inflación u otros acontecimientos, el interés (i) debería subir. Al hacer el cálculo del precio del bono, si el denominador sube, el precio del bono debería cotizar por debajo de 100. En el caso opuesto, al bajar el interés (i), el precio del bono debería subir por encima de 100.
- Los bonos siempre acaban cotizando a la par (100), por lo que, según pasa el tiempo, un bono que cotiza antes de vencimiento por encima de 100 irá bajando su precio y, consecuentemente, restando rentabilidad al inversor, mientras que un bono que cotice por debajo de 100 ofrecerá una revalorización al llegar a su vencimiento.
- Cobertura contra la inflación: Los cupones nos permitirán amortizar el golpe de una caída de nuestro poder adquisitivo derivado de la subida de la inflación. Existen también bonos flotantes o ligados a la inflación que evolucionan en línea a la subida de un índice de referencia.
Riesgos de la renta fija
A pesar de las ventajas que ofrece la renta fija, este activo, como cualquier otroproducto de inversión, también conlleva ciertos riesgos. En concreto, los riesgos de invertir en renta fija más reseñables son:
- Tipos de interés: cuando las tasas de interés suben, los precios de los bonos caen, lo que significa que pierden valor. Los movimientos de las tasas de interés son la principal causa de la volatilidad de los precios en los mercados de bonos.
- Riesgo de crédito: hace referencia a la posibilidad de que un emisor pueda incumplir su obligación de deuda. Si esto sucede, es posible que un inversor no reciba el valor total de su inversión.
- Riesgo de liquidez: es la posibilidad de que un inversor quiera vender un bono de renta fija antes de su vencimiento. En este caso, encontrar contrapartida en el mercado puede ser más o menos difícil según las circunstancias. Recientemente, en los peores momentos de la crisis del COVID, los bonos vendidos ante el temor de un impago de las empresas generaron importantes pérdidas de precio ante la falta de interés de otros compradores.
¿Cómo invertir en renta fija? Factores a considerar
Existen varias posibilidades para invertir en renta fija. No existe una mejor o peor opción entre los bonos directos o los ETFs, sino que dependerá del perfil de inversión y objetivos que tengamos. Sin embargo, sí existen diferencias entre los ETFs y los fondos de inversión.
Para un inversor que no tiene prisa por vender un bono y que quiere saber el capital que recibirá en su vencimiento, la mejor opción es invertir en bonos directamente, ya que sabremos cuánto es el rendimiento que ganaremos con exactitud (salvo en el caso de quiebra o impago del emisor). La principal desventaja es que, hasta ahora, se necesitaban elevados requisitos de inversión mínima, que normalmente se sitúa en 1.000 euros, por lo que para invertir en diez bonos diferentes, necesitábamos invertir al menos 10.000 euros.
Por el contrario, si queremos diversificar nuestra cartera de bonos y, además, aprovechar una posible apreciación del precio del producto, los fondos de inversión y ETFs serían la mejor opción. Las grandes diferencias entre ambos radican en las comisiones, la fiscalidad y la liquidez, una de las grandes ventajas de los fondos cotizados o ETFs.
En el caso de los fondos de inversión, la comisión de gestión es muy superior a la de un ETF, lo que implica que, sobre todo en los bonos a corto plazo que suelen tener menos rentabilidad (salvo que la curva esté invertida), el resultado final puede perder atractivo. Los fondos de inversión de renta fija, según el último estudio de EFAMA, cobran una comisión media del 0,75% anual, mientras que el ETF tendría una comisión del 0,25%.
Invertir en renta fija puede ser una estrategia atractiva para los inversores que quieran protegerse de las fluctuaciones del mercado, especialmente en momentos de tensión política y económica. A la hora de comprar este tipo de activos, no obstante, es importante conocer sus diferentes características y analizar en profundidad la situación del mercado para encontrar los títulos que mejor se ajusten a nuestros intereses, a fin de reducir posibles riesgos. Comprender las ventajas y riesgos de la renta fija y sus diferencias con la renta variable será clave para alcanzar nuestros objetivos de inversión.
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