Las mujeres, a pesar de desempeñar papeles cada vez más influyentes como consumidoras de productos y servicios financieros, no tienen bien atendidas sus necesidades por parte de las instituciones financieras.
Mónica Melle, doctora en Ciencias Económicas y Empresariales y profesora titular de Economía Financiera en la Universidad Complutense de Madrid.
Las mujeres, a pesar de desempeñar papeles cada vez más influyentes como consumidoras de productos y servicios financieros, no tienen bien atendidas sus necesidades por parte de las instituciones financieras. En un mundo competitivo y en una era de la economía de la experiencia, las entidades de inversión deben cambiar sus enfoques para aumentar su conexión con el cliente, siendo el género un factor relevante.
Las entidades de servicios financieros que sean capaces de atender adecuadamente las necesidades de las mujeres serán más competitivas, porque éstas tenderán a demandar más productos y servicios financieros a medida que controlan más riqueza, tienen más poder adquisitivo y toman más decisiones financieras. Según Oliver Wyman (2020)[1], las mujeres controlan aproximadamente dos tercios del gasto para consumo doméstico global -aunque confían un 25% menos que los hombres en su perspicacia financiera-; han aumentado su riqueza hasta representar el 40% de la riqueza global total -pero sus pensiones de jubilación siguen siendo entre el 30-40% más bajas que las de los hombres; y del total de empresarios en el mundo hasta el 40% son mujeres -aunque con un 30% menos de probabilidad que los hombres de tener acceso a financiación suficiente para sus negocios-.
Existen diferencias de género en las necesidades financieras entre mujeres y hombres que las entidades deberían analizar. Las mujeres tienden a jubilarse antes, son más longevas y suelen tener mayores gastos médicos; lo que debe integrase en la planificación financiera de su riqueza. Las mujeres normalmente invierten en productos más conservadores, fundamentalmente porque son más reacias al riesgo. Las empresas de servicios financieros deben comprender las necesidades de las mujeres como clientes y crear soluciones innovadoras desde una perspectiva de género que satisfagan estas necesidades.
Esa mayor aversión al riesgo de las mujeres, en relación con los hombres, respecto a sus decisiones sobre productos y servicios financieros, les lleva a invertir su riqueza preferentemente en cuentas de ahorro en vez de en acciones, obligaciones o productos financieros de mayor volatilidad. Además, cuentan con menos hipotecas y créditos personales, y cuando son emprendedoras reciben menos financiación para crear y hacer crecer sus empresas. Existen por tanto oportunidades de negocio para las entidades de servicios financieros.
Este diferente comportamiento ante el riesgo, ha llevado a estimar por numerosos estudios, que si las decisiones adoptadas en la crisis financiera de 2008 hubiesen sido tomadas en mayor medida por mujeres, dicha crisis podría haber sido menos pronunciada.
Para fomentar la inversión de las mujeres en productos financieros de mayor riesgo es importante avanzar en la paridad en las entidades de inversión. Es preciso incorporar más mujeres a los equipos de gestión de carteras de inversión, porque las clientas necesitan sentir que sus necesidades son entendidas y satisfechas. Una mayor representación de las mujeres líderes da lugar a una visión más completa de los clientes.
Las entidades de servicios financieros deben gestionar mejor sus relaciones con estas clientas corporativas para ganar competitividad, porque en la actualidad más del 50% de las mujeres que adquieren productos y servicios financieros expresan insatisfacción con el equilibrio de género de los equipos que les atienden. El 27% indica que la diversidad de género del equipo que les atiende influye en sus decisiones de compra, y el 77% cree que es importante ser atendido por un equipo de género diverso, porque pueden ofrecerles perspectivas diferentes que enriquecen y se complementan, porque generalmente encuentran mayor empatía en las mujeres para escuchar sus necesidades y darles soluciones, y porque así no se enfrentan al sesgo inconsciente de minusvalorar y marginar a las mujeres que muchos hombres poseen.
Un cambio en este sentido sería además beneficioso para las propias entidades, ya que las mujeres que toman decisiones en el sector financiero demuestran una mejor capacidad que los hombres de interpretar la denominada “soft information” (la información más subjetiva), y por tanto discriminar, para créditos que tienen el mismo nivel de riesgo, aquellos que tendrán menos impagos a partir de la conversación con los clientes y el análisis de pequeños detalles. Las mujeres gestoras otorgan créditos que tienen unas tasas de impago un 15% inferior a las operaciones gestionadas por sus homólogos masculinos. Ello se debe al distinto comportamiento que en general presentan las mujeres: mayor aversión al riesgo, menor nivel de exceso de confianza y menor propensión a participar en contextos competitivos.
Entre los diferentes subsectores de actividad de servicios financieros existen diferencias en el grado de participación de las mujeres. Los subsectores con menor paridad entre mujeres y hombres son los bancos de inversión y los administradores de fondos. Tan sólo el 20% de los empleados de las empresas de inversión en el mercado privado son mujeres y esta cifra se ha mantenido bastante estable en los últimos años.
Alcanzar la igualdad de género en el sector financiero se ha convertido en objetivo prioritario en la mayoría de los países, al entenderse que es un factor de competitividad de las empresas. La adopción de los ODS se relaciona positivamente con los resultados de las empresas y por tanto con la rentabilidad de las inversiones. Los programas ambientales, sociales y de gobernanza -que incluyen la igualdad de género en las estructuras de poder empresarial- crean valor para las entidades de servicios financieros que los desarrollan tanto a corto como a largo plazo. Y cuanto mayor es la representación femenina, mayor es la probabilidad de un rendimiento superior.
Una mayor participación de las mujeres en el liderazgo da lugar a una visión más completa de los clientes. Esto es particularmente crítico en los servicios financieros, dado que las mujeres clientes tenderán a demandar cada vez más productos y servicios financieros a medida que controlan más riqueza, tienen más poder adquisitivo y toman más decisiones financieras por tener más poder financiero.
La urgencia de acelerar la diversidad de género en los servicios financieros está aumentando a medida que los clientes son más diversos y que son las mujeres quienes toman cada vez más las decisiones financieras. Durante los próximos años a medida que envejezcan los baby boomers, más mujeres controlarán los activos debido a su mayor esperanza de vida.
El objetivo de lograr la paridad en los servicios financieros es ambicioso. Claramente, hay mucho trabajo por hacer. Avanzar hacia la paridad de género en la cúspide requerirá que los líderes corporativos, tanto hombres como mujeres, vean la igualdad de género como una prioridad estratégica e integrarla en el trabajo diario de las organizaciones.
La industria de servicios financieros por su poder, alcance, influencia y visibilidad tiene una oportunidad única de liderar el proceso hacia una sociedad más igualitaria. Los servicios financieros son fundamentales para la vida cotidiana de las personas y la responsabilidad social de las entidades de servicios financieros conlleva que con sus productos, servicios y otras iniciativas trabajen para promover la igualdad de género en todos los ámbitos. Mediante la promoción de sus empleadas, la alfabetización financiera de las niñas en las escuelas, o mediante su apoyo financiero a las mujeres emprendedoras.
El equilibrio de género es importante para todos los stakeholders de las entidades de servicios financieros: trabajadores, clientes, accionistas, supervisores y sociedad en general. Por ello las empresas han de centrar su estrategia de negocio en la inclusión y la diversidad de género, integrando el equilibrio de género como parte del propósito y marca de las empresas.
[1] Oliver Wyman (2020): Women in Financial Services 2020. Disponible en: https://www.oliverwyman.com/content/dam/oliver-wyman/v2/publications/2019/November/Women-In-Financial-Services-2020.pdf
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