El Índice de Precios al Consumidor, mejor conocido por las siglas IPC, es uno de los indicadores económicos que mayor protagonismo acaparan en los medios. Este índice mide la variación de precio de una cesta representativa de los bienes y servicios que consumen las familias y guarda una estrecha relación con la inflación, pero ¿cómo se calcula? ¿Y qué efectos tiene sobre nuestras inversiones?
¿Qué es el IPC?
El IPC (siglas de Índice de Precios al Consumidor) es un indicador que mide la variación del precio de una cesta representativa de los bienes y servicios que consumen las familias españolas. Esta métrica permite analizar cómo ha evolucionado la inflación y el coste de vida de un país, por lo que resulta de vital importancia para la economía nacional.
El IPC está compuesto por doce grupos distintos, a los que se les asigna una ponderación en función de los ingresos que los consumidores suelen destinar a cada uno de ellos. Estos grupos, y sus respectivas ponderaciones, se revisan de manera anual para ajustarlos a los hábitos de los consumidores. A fecha de 2024, son los siguientes:
- Alimentación y bebidas no alcohólicas: 19,2%
- Bebidas alcohólicas y tabaco: 3,8%
- Vestido y calzado: 3,9%
- Vivienda: 12%
- Menaje: 5,3%
- Medicina: 5,8%
- Transporte: 14,4%
- Comunicaciones: 3,3%
- Ocio y cultura: 8,6%
- Enseñanza: 1,9%
- Hoteles, cafés y restaurantes: 13,9%
- Otros: 7,8%
¿Cuándo se publica el IPC?
El IPC se publica mensualmente. Por norma general, esta métrica se publica a mediados de mes, entre los días 10 y 15, aunque previamente se da a conocer un ‘dato adelantado’ con la cifra estimada.
El INE (Instituto Nacional de Estadística) es el encargado de calcular esta métrica, que se elabora en función de aproximadamente unos 21.000 precios que son proporcionados por unos 29.000 establecimientos distribuidos geográficamente en 177 municipios de España. Para analizar su evolución, el IPC se compara cada mes con los datos del mes inmediatamente anterior, así como con los registros del mismo periodo del año anterior. Es decir: se ofrece tanto su variación intermensual como su variación interanual. Además, cada mes se revisan los datos de los tres meses previos.
¿Qué tipos de IPC existen?
Además de la versión general del IPC, que es la que el INE da a conocer a mediados de cada mes, existen otros tipos de IPC que ofrecen información sobre la evolución de los precios en el país:
- IPC subyacente: es aquel que no incluye los precios de los productos energéticos y los productos alimenticios no elaborados, que son los que más varían de precio a lo largo del año.
- IPC armonizado: es el que se emplea para comparar la evolución de precios en la Unión Europea y para analizar la posible inclusión de un nuevo país en la zona euro. Se calcula a partir de una cesta común para los 27 países miembros.
¿Cómo se calcula el IPC?
El IPC se calcula cada mes en base a una cesta de bienes y servicios representativa del consumo de las familias españolas. Esta cesta se va actualizando con el paso del tiempo, a fin de adecuarse a los hábitos de la población. Por ejemplo, en 2017 se eliminaron de esta cesta artículos como el brandy, las videocámaras o los DVDs grabables, y en su lugar se incorporaron los servicios online de vídeo y música, los juegos de azar o el café monodosis. Y más adelante, en 2022, se añadieron artículos como las mascarillas higiénicas o las suscripciones a los periódicos online, mientras que los reproductores de imágenes, los reproductores portátiles, el DVD y el compact disc abandonaron el listado.
Actualmente, la cesta del IPC está dividida en 12 grupos, los cuales se subdividen a su vez en 41 subgrupos, 92 subclases, 56 rúbricas y 29 grupos especiales. En total, se calcula que este conjunto incluye unos 479 artículos, cuyos precios son proporcionados por unos 29.000 establecimientos distribuidos en 177 municipios del territorio nacional. Para calcular este índice, el INE aplica el método matemático Laspeyres, que encadena los precios y cantidades nuevos y los precios y cantidades viejos para ver la ponderación real de cada producto en función a su consumo. Así, la fórmula para obtener el IPC sería la siguiente:
IPC = (precios nuevos x cantidades nuevas)/(precios viejos x cantidades viejas) x 100
Los últimos datos oficiales del INE, referidos al mes de abril, apuntan a que el IPC general en España se sitúa en un 3,3%, con la vivienda y los alimentos y bebidas no alcohólicas como los grupos que más impacto tuvieron en el porcentaje. Por su parte, el IPC subyacente se sitúa en un 2,9%, mientras que el armonizado se encuentra en un 3,4%.
Diferencias entre inflación e IPC
A pesar de que ambos son indicadores de precios y suelen utilizarse de manera indistinta, entre la inflación y el IPC existen algunas diferencias que conviene conocer de cara a mejorar nuestro entendimiento de la información y novedades económicas.
Así, mientras que la inflación hace referencia la subida generalizada del precio de los bienes y servicios del mercado durante un periodo de tiempo determinado, el IPC no es más que un indicador que permite ver esa evolución. Es decir: el IPC es la principal forma para medir la inflación, que es quien refleja cómo han evolucionado los precios en una economía.
En este sentido, también se debe tener en cuenta que el IPC se fija en los artículos finales que llegan al usuario, por lo que no incluye los productos intermedios que se emplean para fabricar otros.
¿Qué efectos tiene el IPC?
El IPC tiene un impacto directo en la economía y el poder adquisitivo de la población. Cuando este indicador sube, implica que los precios de los bienes y servicios aumentan, por lo que no podremos comprar lo mismo que antes con la misma cantidad de fondos.
Además, si esta subida de precios no va acompañada de un aumento en nuestros ingresos, nuestro poder adquisitivo se verá reducido a pesar de que nuestro salario permanezca intacto. Por ello, es habitual que a comienzos de año las empresas hagan una revisión al alza del salario de sus trabajadores en base al IPC anual, a fin de que su poder adquisitivo no se vea afectado por estos cambios. En el caso de las pensiones, estas también se revalorizan periódicamente para tratar de mantener el poder adquisitivo de sus beneficiarios.
En el caso de las inversiones, el IPC puede impactar en la rentabilidad conseguida por nuestros títulos. Así, si este indicador es superior a la rentabilidad generada por nuestras inversiones, nuestro poder adquisitivo se habrá visto disminuido. De igual manera, si la rentabilidad de nuestras operaciones es de un 5% pero el IPC se sitúa en un 2%, la rentabilidad real que conseguiríamos sería de solo un 2,94%, a pesar de que nuestras inversiones hayan generado un 5%. Por ello, es importante tener en cuenta este indicador y su impacto a la hora de elegir los instrumentos en los que invertiremos.
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