Los mercados financieros proporcionan numerosas oportunidades para la gestión propia del dinero y establecer diversas estrategias de inversión. Normalmente se asume que la mayor parte de la gente que obtiene dinero en los mercados financieros lo hace al comprar un instrumento financiero que en ese momento está barato y lo vende por un precio más alto después. Por ejemplo, si compramos 100 acciones de una empresa a 100€ por acción porque esperamos que la compañía va a tener buenos resultados en el futuro, que va a incrementar su valor en el subyacente - el precio de la acción. Si el precio de la acción sube a 150€ por acción, entonces habremos ganado 50€ por acción en este ejemplo.
Beneficiarse no solo de las subidas
Parece que la mayoría de los inversores piensan de esta manera. Es decir que el oro, petróleo, acciones, divisas extranjeras deben comprarse baratos y venderse cuando están caros. Esto implica que únicamente pensamos en una dirección. La dirección de incremento del precio. Sin embargo, los mercados financieros actuales ofrecen muchas posibilidades en cada situación. En este momento crisis económicas como la crisis financiera global, la crisis griega, la pandemia del Covid-19 deben añadirse a la lista. También la situación en la que el trader por ejemplo piensa que cierta compañía no se va a desarrollar de manera rápida o el precio de sus acciones va a caer en vez de subir. También están las burbujas económicas que explotan, recesiones, ralentizaciones económicas como índices de acciones que caen, precios del petróleo que disminuyen o colapsos que pueden darse en criptomonedas y otros instrumentos.
Beneficiarse de las caídas durante un desplome del mercado
Beneficiarse de los descensos del valor de las acciones, materias primas, índices y criptomonedas puede ser la respuesta a todos aquellos escenarios que son negativos para el precio. Gracias a tales oportunidades, el inversor no está limitado únicamente a invertir durante un mercado alcista, si no que también puede aprovechar el mercado alcista, las caídas, colapsos en las cotizaciones y otros puntos causados por diversos factores. Esto, a cambio, puede contribuir a expandir el abanico de oportunidades de inversión y permitir gran flexibilidad bajo cualquier condición del mercado. La única estrategia para un grupo grande de inversores es apostar en los incrementos de precio o permanecer en la retaguardia y observar los eventos. Pero gracias a la oportunidad de poder invertir en los precios que caen, existe la oportunidad de aprovechar toda situación.
Apostar contra el mercado
Un inversor asume que las acciones de cierta compañía son demasiado caras, están sobrevaloradas y la perspectiva de la compañía en el futuro será peor de lo que es ahora, lo que en opinión del inversor debería llevar a una bajada en los precios de las acciones. El inversor no posee las acciones de la compañía, pero quiere beneficiarse de la potencial tendencia bajista cuando ocurra. Una de las instituciones financieras puede prestarle al inversor 10.000 acciones de la compañía a cambio de una comisión. El inversor toma prestadas estas 10.000 acciones y las vende al precio de mercado de 100€ por acción. A cambio de la venta de 10.000 acciones a 100€ por acción, el inversor recibe 1.000.000€. El precio por acción cae hasta los 50€ tal y como esperaba el inversor. En este momento, el inversor decide recomprar las 10.000 acciones del mercado a 50€ por acción. Se gasta 500.000€ en esta inversión (el ejemplo no incluye los costes y comisiones). El inversor devuelve las 10.000 acciones que tomó prestadas a la institución, mientras que obtiene un beneficio de 500.000€. De esta manera, se ha beneficiado de la caída del precio de la acción.
¿Qué ocurriría si el precio se incrementara a 150? El inversor se habría gastado 1.500.000€ en la compra de acciones al mercado, y habría pagado otros 500.000€ adicionales a los 1.000.000€ que recibió inicialmente. Para asegurar sus intereses, la institución que le presta las acciones puede requerir que el inversor pague el llamado margen. Este pueden ser los ya mencionados 500.000€. Si el precio de la acción hubiera subido por encima de los 150€, la institución habría solicitado al inversor incrementar su margen, y si no hubiera podido hacerlo, habría tenido que recomprar las acciones vendidas de inmediato para poder devolverlas.
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